Si lo que quiero es verte
debo
encontrar la muerte...
y encontrarla otra vez.
¿Pensaste que yo me acordaría?
¿O acaso son náufragos sus ojos?,
pues manos nombran su venganza fría.
En la tierra maduran tus enojos,
y en ella un universo muerto:
la vida desenfunda sus abrojos;
mas es tu madre quien te ve despierto,
te suma a su vientre sin descanso
(dejo de ser al verte descubierto).
De escarbar el cielo no me canso,
bajo por los mares, voy sin luna,
e increpo a dios sin tu remanso.
Ya los meses arañan tu fortuna,
ya los hombres cometieron su delito,
de ser uno eres con tu madre, una.
Estos errores de un pensar finito,
hartos tal vez, sí, de la impotencia,
y no ser mortales o infinitos.
Hijo, no me dejes, la inocencia
vuela en ti, sin ataúdes, rima,
estando en sí como una esencia,
estar en la montaña y no en la cima,
besar si amas a quien está durmiendo,
ser el alma de aquel que te lastima.
II
Tú lo tienes, hazme lugar, vivamos,
démosle un milagro y un reposo,
una fe aunque sepa que lo amamos.
No temas, lo tumba el mar undoso,
su cuerpo se confunde con el viento,
lo imita el paisaje más hermoso.
Los astros lo creyeron un lamento,
mas nosotros supimos lo que eras:
un niño que soñó ser firmamento.
No llores que al fin, si tú pudieras
ya tu corazón darías al cielo
para que ya su nombre sucediera,